Porque cuando tenemos la felicidad frente a los ojos, no sabemos ver nueva novela para el canal la. Siempre pensamos en lo que nos estamos perdiendo, deseando cosas que no tenemos, cosas de otros; y en realidad todo lo que necesitamos para ser felices está ahí, mordiéndonos la mano. Creemos que la felicidad es algo difícil de alcanzar y a veces hasta nos convencemos de que nunca vamos a ser felices, pero sólo depende de nosotros, es saber encontrar la felicidad de lo que tenemos, de valorarla y cuidarla, encontrar la felicidad es mucho más fácil de lo que creemos; algunos se pasan la vida buscando la felicidad, cuando no la encuentran desesperan, se resignan a ser infelices toda la vida. El problema es que la gente no entiende, no entiende que la felicidad no está en un lugar y hay que ir a buscarla, porque la felicidad siempre está, está en una charla, en un amigo, en una mirada, en una sonrisa… La felicidad es algo tan simple, que hasta a veces no nos damos cuenta que está y ese es el problema, ese fué mi error.

Estar con alguien es una eleccion, es algo qe elegimos para creer qe estamos bien, para sentir que estamos en compañía, compartiendo momentos i cosas con la persona que queremos.. Es facil no tener qe elegir, y hacer de nuestras vidas una rutina ir siempre por el mismo camino, nunca pegar un volantazo, nunca permitir una sorpreza pero eso no es vivir, es el panico que nos da tener que elegir.. Siempre que tenemos opciones, hay que elegir y arresgarse a jugarsela por una sola opcion, siempre que elegimos, vamos a perder algo. El terror al abandono, a sufrir y arrepentirnos de nuestra eleccion puede ser nuestro peor enemigo, por eso no hay que tenerle miedo a las opciones. Aunque el miedo no es no saber lo que queremos, sino no estar seguros, porque sino dudamos, no probamos y no buscamos nunca vamos a saber lo que queremos.. El mundo esta lleno de posibilidades, i no por una eleccion hay que perder las demas, pero si elegimos todo no elegimos nada. Cuando somos estructurados, rigidos y no nos corremos del camino, pensamos que no somos libres.. Pero cuando pensamos que en verdad lo somos, estamos presos de nuestra propia indesicion. Algunos no eligen por miedo a perder algo; otros por miedo a perder todo y terminan sin elegir nada.. Nadie sabe que es peor!. Cuando uno no elige, la vida elige por uno y eso no es ser libre, ser libre es animarse a elegir un lugar donde qedarse, una opcion, jugarse por una relacion y no temerle ni al compromiso, ni a lo que pueda pasar despues. Uno se siente libre, pero es un engaño, si uno no elige nada, no tiene nada. Hay muchas razones para decir no, i muchas razones para decir si, pero no podemos permitirnos no elegir, ya que el elegir es darnos oportunidades a probar y a obtener cambios.

Gestos

Te diría tantas cosas que no puedo decir con palabras, cada vez que no puedo decir lo que siento me quedo muda, tal vez es lo mejor, a veces es más claro un gesto que una palabra. A veces los gestos son más tercos que las palabras, uno puede cerrar la boca, pero enmudecer el cuerpo es casi imposible, salvo pequeñas excepciones, claro. Salvo que te paralicen el cuerpo con un gesto tan implacable que te dejen durísimo. Tan duro como yo ahora, que te besaría y solo así podría decirte lo que siento por vos. Y a veces los gestos son tan claros que nos dejan mudos, casi con la boca abierta

La culpa es como un perro que ladra, no muerde, pero está todo el tiempo presente, es imposible dejar de escucharla. La culpa te cierra la boca… y el corazón. La culpa te enceguece. La culpa te encierra. La culpa te mata en vida. El arrepentimiento siempre llega tarde, pero nunca es tarde para intentar arreglar eso que hiciste mal. Reparar no vuelve el tiempo atrás pero te permite mirar hacia adelante.
Complètement confondue ainsi je m'assois, une douleur immense à avoir peur de faire l'incorrect... Plus une fille de pute.


A veces da julepe abrir los ojos, porque por ahí los abrís y ves todo patas para arriba. Y eso es lo que en verdad da miedo, los cambios. Como un chico que juega a las escondidas tapándose los ojitos, creyendo que así no lo ven, uno a veces cierra los ojos como si así fueran a desaparecer los problemas. Como si muerto el cartero, fueran a desaparecer las cartas fuleras. Uno se hace el perro que tumbó la olla, como si el dolor que siente no existiera. Uno detesta y ama a esa persona o a ese espejo que te canta las cuarenta. Uno detesta y ama a quien abre tus ojos.
Abrir los ojos tiene gusto a membrillo con queso: es agridulce. Por un lado, como que se pierde la magia, pero por el otro... se sale del engaño. A veces lo que tenemos que ver es tan horrible, que preferimos hacer la vista gorda y cerrar la tranquera, y vivir en una cajita de cristal. Y otras veces la burbuja se pincha, y no queda otra que abrir los ojos y mirar lo que no queremos ver. El corazón se nos estruja y nos quedamos sin aire, ahogados. Duele abrir los ojos. Es como salir de la oscuridad, que la luz te enceguece. Ojos que no ven, corazón que no siente. Mejor mirar para otro lado, dicen. Meter la cabeza en la tierra como hace el avestruz. Pero para que algo cambie hay que romper la burbuja, hay que salir de la cajita de cristal. Abrir los ojos y animarse a ver, aunque lo que haya para ver nos estruje el corazón.

Todo el tiempo estamos entre el sí y el no. Elegir entre sí y no tal vez sea la decisión más difícil de tomar. Hay veces en que la diferencia entre decir sí o decir no puede ser determinante, puede cambiar tu vida para siempre.
El no ya lo tengo, dice alguien para darse coraje, porque el no es lo que nos rige. Decimos que no a todo, todo el tiempo. Pero a veces, decimos algunos sí. A veces decimos sí sin medir las consecuencias, y ese sí cambia todo. De una chica rapidita decimos que tiene el sí fácil. ¿Pero no se trata de eso la vida? ¿De decir sí, de avanzar, de vivir...? El sí nos compromete, y nos desnuda. El sí expone nuestros deseos. El sí señala que algo nos falta.
Una vez más estamos ante esa decisión. Que todo siga siendo no, o animarse al sí y zambullirnos en la vida. Esa vida que vivimos deteniendo todo el tiempo con el no.

Cuando estuviste tan cerca de alguien que parecían uno, pensar en la separación es absurdo. Lo ves tan lejos... Hay distancias imposibles de acercar. Dos personas están cerca cuando comparten sueños, proyectos, pero cuando sólo quedan recuerdos, es que están muy lejos. Algunos aman sólo a la distancia y no pueden soportar la intimidad. ¿Será que el amor se encuentra en algún punto, entre lejos y cerca? Tiempo y distancia en el amor son lo mismo. Una pareja está bien cuando aún estando a miles de kilómetros, siguen cerca, y una pareja está terminada cuando, aún estando al lado, se sienten a miles de kilómetros de distancia. La distancia distorsiona, crea una ilusión. Pero de cerca se ve el detalle, lo real. A la distancia, hay recuerdos, y uno recuerda el eco feliz de lo que fue. De cerca se ven las imperfecciones. Se puede aprender a estar cerca de alguien; se aprende a soportar el dolor de estar lejos. Pero es imposible estar, a la vez, tan cerca y tan lejos.


Acabo de despertar de un sueño borroso
no creerías las cosas que vi.
Miré al espejo y vi tu rostro,
me atravesaste con tu mirada,
estabas a millas de distancia.

Todos mis sueños se desvanecen,
nunca seré el mismo.

Si pudieras verme
de la manera en que te ves a tí mismo,
no puedo fingir ser otra persona.

Siempre me querés más a millas de distancia,
lo escucho de tu voz a millas de distancia.
Cuando mejor estamos es cuando estamos a millas de distancia.

Tan lejos, tan lejos,
tan lejos, tan lejos.
Tan lejos, tan lejos,
tan lejos, tan lejos.

Cuando no sabés a dónde vas, cualquier camino puede servir. Dan miedo los cruces de camino. Da miedo partir; da miedo volver. Las preguntas, las respuestas dan miedo. Si no sabés hacia donde vas, lo mejor es dejarte llevar, como flotando en el viento.
A veces hay que desprenderse del equipaje, y como una pluma, dejarse llevar por el viento. Como decía el poeta González Tuñón, “para que a cada paso, un paisaje, una emoción o una contrariedad nos reconcilien con la vida pequeña, y su muerte pequeña”. Para que un día nos queden unos cuantos recuerdos, para poder decir “estuve en tal recodo”, para poder decir “estuve en tal pasión”, para poder decir “estuve en tal pueblo fantasma, en tal amistad, haciendo tal cosa”. Para poder decir “yo estuve ahí”. Para poder hacer todo eso, es necesario no temerle a partir, ni a volver. Porque estamos en una encrucijada de caminos que parten y que vuelven, si no sabemos hacia dónde ir, hay que dejarse llevar por el viento.
El viento lleva, y a la vez trae. El viento nos puede llevar a lugares insospechados. Flotando en el aire, están todas las preguntas y todas las respuestas. Y flotando en el viento, iremos a donde debamos ir.

Ni tú bordas pañuelos ni yo rompo contratos, ni yo mato por celos ni tú mueres por mí, antes de que me quieras como se quiere a un gato me largo con cualquiera que se parezca a tí. De par en par te abro las puertas que me cierras, me cuentan que el olvido no te sienta tan mal, la paz que has elegido es peor que mi guerra, aquella cama nido parece un hospital. Yo, en cambio, no he sabido ir a favor del viento que muerde las esquinas de esta ciudad impía, pobre aprendiz de brujo que escupe al firmamento desde un hotel de lujo con dos camas vacías. ¿Quién hará mi trabajo debajo de tu falda?, la boca que era mía ¿de qué boca será?, el roto de tu ombligo ya no me da la espalda cuando pierdo contigo lo que gano al billar. Aunque nunca me callo, guardo un par de secretos, lo digo de hombre a hombre, de mujer a mujer. Ni me caso con nadie, ni guardo para mis nietos, por no tener no tengo, ni edad de merecer. Como pago al contado nunca me falta un beso, siempre que me confieso me doy la absolución, ya no cierro los bares ni hago tantos excesos, cada vez son más tristes las canciones de amor.

No pido perdón, ¿para qué? si me va a perdonar porque ya no le importa... siempre tuvo la frente muy alta, la lengua muy larga y la falda muy corta. Me abandonó, como se abandonan los zapatos viejos, destrozó el cristal de mis gafas de lejos, sacó del espejo su vivo retrato, y, fui, tan torero, por los callejones del juego y el vino, que, ayer, el portero, me echó del casino de Torrelodones. Qué pena tan grande, negaría el Santo Sacramento, en el mismo momento que ella me lo mande. Y eso que yo, paro no agobiar con flores a María, para no asediarla con mi antología de sábanas frías y alcobas vacías, para no comprarla con bisutería, ni ser el fantoche que va, en romería, con la cofradía del Santo Reproche, tanto la quería, que, tardé, en aprender a olvidarla, diecinueve días y quinientas noches.

Yo no quiero un amor civilizado, con recibos y escena del sofá; yo no quiero que viajes al pasado y vuelvas del mercado con ganas de llorar. Yo no quiero vecínas con pucheros; yo no quiero sembrar ni compartir; yo no quiero catorce de febrero ni cumpleaños feliz. Yo no quiero cargar con tus maletas; yo no quiero que elijas mi champú; yo no quiero mudarme de planeta, cortarme la coleta, brindar a tu salud. Yo no quiero domingos por la tarde; yo no quiero columpio en el jardin; lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres porque el amor cuando no muere mata porque amores que matan nunca mueren. Yo no quiero juntar para mañana, no me pidas llegar a fin de mes; yo no quiero comerme una manzana dos veces por semana sin ganas de comer. Yo no quiero calor de invernadero; yo no quiero besar tu cicatriz; yo no quiero París con aguacero ni Venecia sin tí. No me esperes a las doce en el juzgado; no me digas "volvamos a empezar"; yo no quiero ni libre ni ocupado, ni carne ni pecado, ni orgullo ni piedad. Yo no quiero saber por qué lo hiciste; yo no quiero contigo ni sin ti; lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes, es que mueras por mí. Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres porque el amor cuando no muere mata porque amores que matan nunca mueren.